Al César Hildebrandt lo que es del César Pérez- Treviño
"...temas no faltan para escribir y consumir, mucho menos para leer desde tu cómoda cama, abrazado por la madre patria de tu corazón desgastado."
César Hildebrandt Pérez-Treviño decidió echar la televisión de su vida, arrojarla hacia el vacío donde se encuentran los ratings chicles dulces y pegajosos de la ‘in’creatividad, de la escasa ‘pro’ actividad y la fenecida ‘seudo’ “incisividad” periodística; donde las pantallas se calientan con abominables balbuceos de titulares alarmistas y las antenas se enfrían con escotes, maquillajes y tangas negociadas en grupos etiquetados con Louis Vuitton y calzoncillos de Gamarra. Si la TV peruana se encuentra allí, entonces denle al César Hildebrandt lo que es del César Pérez Treviño.
César heredó sin querer de los Hildrebrandt del Callao esa bacteria incurable de la política frustrada, del ingeniero cuasi marinero roba corazones y de la siembra de buena prole y cosecha; de aquella que es, sin saber lo que podría haber sido; adoptó el carisma y el atrevimiento enredado por las mujeres del buen y bien pensar, supo admirar en silencio tanto a la madre como a la tía; ambas esposas de su padre. Supo odiar y “admirar” a Martha, y orar silenciosamente al dios darwinista de la buena suerte por alguno de sus hermanos regados en tres compromisos. De todo eso nadie puede dar fe.
El César de los Pérez-Treviño, añejó la tendencia a lo exacto, al abusivo recurso del sometimiento intrépido del cálculo; a esa extraña libertad autodidacta y ‘ego anímica’ de buscar y rebuscar para señalar y resaltar lo distinto; en el fondo esa es la esencia bien escrita y hablada del periodista César Hildebrandt Pérez-Treviño
¿Alguien desea volver a verlo en el sometimiento de la caja boba alegre y creativa de antaño? Seguro que tú no César; o es que la política de alfiler sigue punzando esas ganas de querer boicotear tu vano oficio en público, o siguen transfiriendo fondos bananeros a cuentas broadcaster con el rótulo “no transferible al periodista Hildebrandt”.
En fin temas no faltan para escribir y consumir, mucho menos para leer desde tu cómoda cama, abrazado por la madre patria de tu corazón desgastado.
Solo queda escribir después de leer tu artículo hoy viernes, al César lo que es del César.